Tips para tu rostro

El rostro es nuestra tarjeta de presentación, ya que es la parte del cuerpo que primero mostramos a los demás y, sobre todo, la que tiene más puntos de atención: piel, ojos, boca. La belleza de una cara consiste en la armonía de cada uno ad estos elementos. Es decir, de poco sirve resaltar unos ojos con un maquillaje perfecto si nuestra piel esta apagada o llena de impurezas. Tendremos que empezar primero por cuidar y mimar la base: nuestra piel, para a continuación ocuparnos del resto. Según los expertos, para tener un rostro radiante es imprescindible cuidarlo de forma constante y continuada con los tratamientos adecuados, alimentaros saludablemente y frenar el estrés,

LIMPIADORES A LA CARTA

Toallitas > Las hay de dos tipos: las húmedas, que se aplican tal y cual, y las secas, que se emulsionan con aqua.

Leche o crema limpiadora > Las más adecuadas para los cutis secos. Se aplican en la cara y escote (evitando los ojos) y se retiran con un algodón. Finalmente, se aplica el tónico.

Gel al agua > El más apropiado para pieles jóvenes y grasas por su rapidez y comodidad. Al estar enriquecido con vitaminas, deja una película protectora hidratante.

Loción «dos en uno» > En un producto tenemos leche limpiadora y tónico.

Jabón sin detergente > Contiene agentes tensoactivos que no modifican el pH de la piel. Se aplica sobre la piel húmeda, se masajea y se aclara.

Un TONICO PARA CADA PIEL

Piel seca > Necesitas una loción hidratante, con extractos plantas y complejos vitamínicos.

Piel sensible > Conviene que utilices un producto que descongestione la piel y que contenga elementos calmantes y suavizantes.

Piel grasa o mixta > Debes elegir un tónico con propiedades purificantes y matificantes, y con extractos vegetales que normalicen las secreciones sebáceas.

TONICO REFRESCANTE DE PEPINO

En verano, te dará un efecto refrescante instantáneo que alivie las quemaduras solares. Tritura medio pepino fresco con piel y añádele media taza de aqua destilada, dos cucharadas de hojas de menta fresca y media cucharadita de vitamina C en polvo. Vierte el liquido en un frasco y consérvalo en el frigorífico. Aplícatelo en el rostro con un algodón o con un vaporizador.